CARPE DIEM 5
Capítulo 24 Fernandina, a pesar del otoño, se ponía a tomar el sol en el balcón, en pelota picada, con lo que los vecinos,(los que estaban a su altura), podían contemplarla. La abuela se desesperaba…¡¿cómo podía parar a esa niña impúdica, hija del pecado? ¡se condenaría en el infierno¡ No lo podía consentir¡ Por más que rezara por ella, no conseguía el milagro. La sacaba de sus casillas, era imposible enderezarla. El camino recto, no existía para ella. Prefería mil veces las curvas, los desfiladeros, precipicios,; eran el territorio sobre el que mejor se movía. Así era, temeraria, indómita. Capítulo 25 La muy condenada, asumía desde los doce años, cualquier responsabilidad. Cuidar de los hermanos pequeños, cuando la madre iba a parir de nuevo. Besar a uno que nació muerto. Despedirse del abuelo, que para su desgracia, falleció justo al jubilarse. Todos estos acontecimientos, forjaron un carácter fuerte, pero dolido. Le sirvió para resolver situaciones difíciles, que la vida le pondrí