EL RELOJ SE DORMÍA...
El reloj se dormía en tus ojos tristes, como el aire en el columpio vacío. No esperabas nada, yo, a veces tampoco. Despacio, la voz se esparcía, como el viento de levante, cálido y húmedo, inundando mi espacio, los oídos, los silencios… Escucho con atención lo que me cuentas, porque llenas de sabiduría y ternura, el vacío; y el dolor se va ,parece que no está, o quizá se oculta a esperar.