La niebla oculta la ciudad, con su gris capa húmeda. A medida que avanzo, puedo distinguir la silueta de torres y edificios… Las sombras de la gente, a lo lejos, me son familiares; les veo a diario, acercarse y alejarse. La mujer bajita de pelo rizado y cigarro en mano, el señor Juan con su perro negro, más negro aún si cabe… Cuando pasan por mi lado, les reconozco, saludando con la cabeza. El perfume a jazmín de Lorena, es incuestionable, sus medio tacones golpean el asfalto aún mojado de la noche, y me confirman su cercanía. El frío es acuciante como tu ausencia…