Aquella noche, sus dedos iniciaron un camino luminoso, y seguro en mi piel. La conocían como la palma de la mano. Experiencia, sabiduría y paciencia, hicieron de mis deseos, gozo, placer, gemidos, suspiros… Aquella noche, silenciosa la luna, miraba tras la ventana, Tom Waits, sonaba en la habitación contigua.