CARPE DIEM. CAPITULO 2

 Dificultades , pero comprendo la urgencia de los retales, por salir del anonimato.

Mató a su abuelita porque estaba harta de hábitos franciscanos, y un fuerte olor a desinfectante...que sonaba como un rosario encendido a media noche, en medio de una plegaria inútil....
Se descomponían los recuerdos, frágiles como eran en su cerebro. Piezas de un puzle doloroso y a veces sonoro.
No tuvo tiempo ni ganas de retenerlos, simplemente afloraban como una lluvia suave y otoñal.
Cuando no tenía nada que hacer, sólo escucharse, mirarse al espejo roto del pretérito perfecto…
Entonces surgen como flechas envenenadas , todas las palabras desordenadas, que bullen en la cabeza.
Y los gatos de la noche, pierden los adjetivos, solo maúllan, saltan fornican, y persiguen hojas secas que el viento se lleva.
La paliza que me di subiendo la cuesta que me llevaba a la fuente, no estuvo mal, olía a mierda de perro, a laurel y tierra mojada.
Después de mucho tiempo, se decidió a responder, con silencios agudos, muy agudos…pero al fin,…
Algo es algo, aunque sea nada.





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