CARPE DIEM CAPITULO 11

 Capítulo 11



Resulta curioso ver la lluvia desde la ventana, es tan suave y hermosa como una caricia.
Eso imaginaba Fernandina, las tardes de otoño, cuando, sin nada que hacer, se limitaba a contemplar la calle, a las mujeres ,que bajo paraguas de colores, paseaban, o en el peor de los casos, iban a comprar algo al mercado, o huían de su hogar, hartas de todo.
Sí, la vecina, Margarita, era una alcohólica conocida, y paseaba sin paraguas, chorreándole la media melena mal cuidada. El vino y los cubatas, le habían sorbido el poco sentido común que le quedaba, después de convivir treinta años con un machito ibérico, de los que zurran ,y criado a cinco hijos , que se le han ido de casa. Estaba sola.
Ese era el premio a sus cuidados y atenciones ,el trofeo , por ser mujer , madre e ignorante.
En el fondo del corazón de la ventana, se difumina la silueta blanca , con un paraguas negro. Es la última mujer esperando el tranvía, que la llevará a ninguna parte.

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