Mi sexo se baña en tus manos. un mar de placer, llevándome, a besos, miradas, encuentros, suspiros, gimiendo , entre nubes… Anochece, menos tu alma y la mía.
Salivita en tus dedos, canela y rón, para el corazón, canciones… se mueven al son de una danza tibia y azul, deslizándose, resbalando, gozando, amores de aceite, miradas dulces…
Se diluye con el viento, el corazón de mi nube. El tiempo pasa volando, y la memoria, retiene deseos que antaño tuve. Se deshace muy despacio, tu mirada… sin olvido, te percibo, poco a poco, sin remedio, sin motivo, me diluyo.
Amanece, la menguante me espera en la cabecera de la cama, sobre un mar de niebla. Sonríe ladrona, besándome toda. El deseo avanza sin templanza, amanece…
Hay una luna menguante en el centro de mi sexo, que tú conoces tan bien… resbalando entre deseos, esa luz es mi sustento. Hay una luna menguante, en tus miradas que aman, ocultándose en la noche. Hay una voz que me llama, y tus besos me reclaman. Hay una luna menguante, acariciando la piel, y el deseo que se inflama, inevitable.
A Julio Cortázar. A los dedos, los labios y las sombras. Ese placer atemporal que nos libera, llevándonos, alejándonos, sumándonos al universo, donde flotamos, todo es silencio, y paz…!
Te amo por la cabeza, por los pies... y la tristeza¡ Ligereza entre los dedos; la pereza que me da, cuando de irte me hablas...¡ te amo entre las manzanas. te amo por lunas anchas, te amo en noches oscuras. Cuando todo se apagó. Te amo... ¡Si lo sé yo...¡¡
Dame de tu amor la voz y de tu cuerpo las olas. Para que pueda seguir Viviendo… Y luego soñarte. Dame de ti la mirada y así poder recordarte, como el mar en la mañana su luz, aire en la ventana. Como viento marinero, tus manos; barco en mi alma…¡ navegando sosegado, ¡que te quiero…¡ En las barandas del tiempo, los puentes tienden miradas, ¡¡¡los puentes tienden palabras…¡¡¡¡
Con tu piel cubres mi ausencia. Llenando los silencios. Quebrándose entre sábanas, Tu luz. Y la palabra, Ahora innecesaria, Es un suspiro a penas, Un quejido. Saberte ya, Sin verte, Olerte. Poseerme en esta noche interminable. Olvidando relojes y tiempos de arena. Que existimos. Solo amando y sintiendo. Solo eso.
Las trompetas suenan vacías. Después de la fiesta. Soledad de trompeta. Soledad de silla, después de todo. Soledad de casa. Cuando los invitados se han ido. Copas vacías. Ruidos dormidos en las esquinas. (Déjame tu piel para acariciarla). Siento que te pienso. Pienso que me quedo sola como la silla, Después de la fiesta. Qué solas quedamos las sillas, Con nuestra espalda de madera, Solas con nuestras cuatro patas. Solo las sillas están solas.
CALLA. Cállate que te amo, Deja que me embriague, Con la presencia de tu silencio. Tu cuerpo entre mis brazos. Cállate que te amo. En este oscuro tiemblo, Y tan solo te siento. (el humo del cigarro se deshace lento.) Calla, quiero sentir tu cuerpo. En esas horas tristes. Te amo. En tu piel, siento el viento. Que me acaricia. Y me quedo, muy quedo, Calla, en tu silencio... Me sumerjo.
BALADA DE ATARDECER. Me olvido siempre, que oscurece pronto. El poema, Es la tarde verde de un abrigo. ¿Acaso el sonido de la música , no pertenece a la tarde? Esas notas, son las tardes de mi cuerpo. Me olvido siempre de que oscurece pronto. Y las esquinas se llenan de gente que tiene frío. Me olvido. Tengo tiempo para sentir, Las yemas suaves de tus dedos en mi cintura. Me olvido siempre de que...