OLAS

  Exprimir el corazón En la ventana, Por ver la cara azul de   luna Que tiene tu mirada. Subir las escaleras de tu casa Saboreando la dulzura del encuentro. Luego el adiós, Enviándote besos con la mano, Aunque no me veas.  

  Entre beso y beso Adiós; Hasta otro día. Entre beso y mirada, Huecos, silencios, Mañanas. Tristes soledades mías, Azules, dulces miradas.

  Qué hermosa era la noche Cuando tu me mirabas. Qué hermosa está la luna, Rodando en la ventana. Llama su luz, tan bella, Que siempre me acompaña.  

  Me muero por tus huesos En las esquinas del tiempo, Se columpian Sentimientos. El anhelo es fiero. Me muero por tus huesos   y espero, en un mar tan mío, tan quieto, y el deseo…

  El corazón Se hundió en tus ojos; El corazón,   Náufrago de ti, Sucumbió al latido…    

  Los sueños y los días Se llenan de palabras. Los besos que me das, Me conmueven. Deseos que se van… Llenando el mar Al alba.

  Tu piel es una bahía, Donde yo me quedaría, Noche y día.

  Frágiles Sutilmente desnudos, Ciertamente indefensos, Humanos.

  Cuando me miras, No sé si soy la presa ,   O la cazadora…

  La peligrosa cercanía, de un palmo, entre tu boca y la mía.

  Y mañana ,la luna,   si acaso viene, brillará. Sin fortuna, su voz redonda me dirá que el silencio, se oculta en tu mirada. Y mañana , la luna, si acaso, hablará de nosotros, que nos fuimos tan lejos.

  Dímelo despacio, En voz baja, En silencio, Como una caricia. Dímelo mirándome, Sigiloso… ¡Pero dímelo¡

Días quietos, silenciosos, Solo el piano suena Y asoma la luna, Como siempre, Creciente y fría. La miro sonriente  Y escribo…  

  Dos besos y no más, Que tengo miedo. Nos vemos en la incertidumbre. Amarnos a escondidas, Dejarnos antes del toque de queda. Quédate, No dices nada.

  Tengo un verso y el sofrito, Dos palabras, ¿Qué va primero, lo imaginas? Tengo un verso; el sofrito se quemó.

    Paseando por tus besos marineros, así voy por derroteros de incertidumbre y deseo… A partes iguales, me aparto, me sumerjo en el silencio. Ya llega la tarde Con sus colores dulces. Y el mar…

  El desnudo amor, de tus pupilas, me conmueve, cuando mira, brillando emocionado, preso de pasión y deseo… El desnudo amor, de tus pupilas, me lleva , me trae, me pasea, me posee, acariciando, las noches de mi piel…

Amo , las ocres tardes de otoño, deslizándose entre mis piernas, como tú, llenándome de caricias y deseo…  

  El alma tiene paredes, esquinas y hasta rincones.                                                     El alma tiene miradas,           caricias, y tus canciones.

  Las sonoras hojas del viento, iluminan tu piel,   en la tarde amarilla.   Acarician las horas, silencios y besos, cayendo del árbol, el tiempo.

  Más allá de la ventana, el atardecer, lila azul y rosa. Otoño a las seis de la tarde, y tu mirada.    

  Donde está la luna, que no me perdona, su amor de mandarina… Y la sonrisa oblicua que me acompaña, cuando estoy sola. ¡Donde, donde, donde¡

  Me comes la boca, a besos llenándome… el deseo crece. Insistes, ya soy fuego, solo fuego en tus manos.

Me sumergí, en un mar de palabras,  y salí hecha un poema. Me sumergí , en el mar de tus manos, y el placer, inundó mis sentidos. Me sumergí , en el mar de tus ojos y el amor, hizo el resto.  

  Rojo amanece, entre hilos de araña… nubes de lluvia, de plata gris. Luego tu voz me llama, voy a tu encuentro, para el amor siempre hay tiempo. Rojo amanece, en tus manos mi cuerpo, se desgrana, se esparcen, deseo y alma.

Me gusta la pasión de tus besos, las manos acariciando el sexo, llenas de sabiduría , amor. Solo el silencio y los gemidos, acompañan el tiempo; que compartimos. Luego, el adiós.  

  Suena, resuena tu voz y la noche menguante, sonríe lejana. Suena, resuena la lluvia en la ventana, una melodía suave y dulce, como tus dedos en mi piel, acariciándola. Suena y resuena, el eco del amor, en la penumbra.