OLAS

  Cuantos menos cabos líes, Mejor. Para eso, no hace falta tanto. Solo dilo. Dale, duele¡   Cuantos menos cabos líes , mejor.   Diré el   estribillo. Estrellas de noche, Como tu piel de luz.   Para eso, todo. Casi nada ¿Ves? ¿qué?   Eso ya te lo dije. Claro, pero...   Cuantos menos cabos líes, mejor.

    No le cabía la menor duda, Se llenaba de pájaros, hasta las ingles. Pero el , seguía sin hablar. Hasta la saciedad. No era posible lo imprevisible. Se llenaba de soles, Del tiempo inexorable. Hasta la saciedad. Todos llenos de luna, Y sin ti. Al menos yo. Solo tu silencio.   Hasta la saciedad. Los pájaros vuelan, silenciosos, De luz, Y oscuros.   Silentes de ti.

  Subió tanto la temperatura, Que éramos charquitos de agua. No podíamos ni hablar, Solo resbalar por el asfalto, Formando pequeños ríos, Y descender al mar. Llenarnos de espuma y peces. De sal y arena.   Subió tanto la temperatura, me confundí contigo. Perdí la identidad, Resbalando por el asfalto.  

  Hablarte a corazón abierto, Como quien no habla a nadie, Y lo   entiende todo. Como tu.   Llorarte, Machacar la luna,   Y la alfombra.     Columpiarte a sexo abierto. Mecerme entre tus dedos.   De noche, Y a oscuras. Como soñarte. Como siempre.  

  Ese amor, colgándose de mi. Como una estrella. Llenándose. Sonidos y vacíos. Pendientes como tu.   Llevándose la historia. Soñándose los versos. Sin decirse adiós. Pintando los espejos, En colores distantes.   Los azules meciéndose por tu piel. Simulando   fracasos , inútiles.   Todo. Sin ti.

  Todos saben quien eres. Casi todos.   Yo casi nada, Ni quererte.   Todos saben, A penas ni lo cuentan.   Casi toco el cielo, Sin medirte.   Suben las escaleras, Por no verte.   Por perderse, Se escapan los lagartos, Olvidando tu nombre.    

Todos saben quien eres. Casi todos.   Yo casi nada, Ni quererte.   Todos saben, A penas ni lo cuentan.   Casi toco el cielo, Sin medirte.   Suben las escaleras, Por no verte.   Por perderse, Se escapan los lagartos, Olvidando tu nombre.  

  Textos de porcelana. Manos impresas. Presas. En papel de celofán.   Besos de alcohol, Huidizos, Pegadizos.   La sonrisa, mariposa de color imposible.   Tus ojos se caen entre mis manos.   Mirándome, Profundos, hieren, Y el mar ausente, con ellos, Impregna, unta y llena el corazón mío.  

  Cuando llegue mi hora, Te dejaré Estúpido.   Como se dejan los sueños.     Se llenarán de gente ausente, Los vagones del metro, A la hora de los caracoles después del diluvio.   Cuando llenes de agua, Inundando crepúsculos, La imagen de mis vértebras.   Como se deja un sueño, Estúpido, Me dejaré seducir por tu voz.

  Aduéñate de los sueños, Suéñate.   Súbete a ellos, Estírales de los pelos.   Toma el barco con tus manos; Vuela el mar.   Rima tus versos.   Aduéñate de mis besos; Coge de   la mano al viento.   Llena de perfume el tiempo. Aduéñate de las olas, De la luna, sueña sueños.   Y deja para mi el verso.  

  Espectaculares diluvios de mercurio.   En tus ojos inasibles.   Proezas inauditas, En lugares extraordinarios.     El vacío congénito.   Estrechando lazos, Ancestros.   Humedeciendo la lengua que está seca.   De tanto escupir barbaridades.   Permíteme asumir el espectáculo.

  Tu mirada es azul, Es deseo. O me equivoco.   Es paseo , gozando la noche.   Tu mirada es un duelo, Se esconde imposible, Deslizándose lento.   O me equivoco.   Sometiéndome, Te llevo muy dentro.   Aunque tu no lo sepas, Porque no te lo he dicho.  

  Solo el silencio lleno de estrellas, Cubre el oscuro. Y tu voz de alacena Colmada de agujeros.   Finísimas agujas, las gotas de saliva, Llenan mi cara.   No sabes llegar; Al final del camino, Has cubierto tu objetivo. Tejiendo el hilo de araña, Cruel e infinita, Cubres malicioso cada poro de mi piel. Indiferente aparente. Loco, cuerdamente. Dulce.     Mi vientre tiembla en la cercanía. Ceñirme en el deseo. Deslizándonos en la piel del sofá. Mojándonos los labios. Para subir despacio , las escaleras del otoño.  

  .¿No ves,?Te quieren mis ojos. ¡Cuantas manos por tu piel, Y no las mías¡   Mira si te ve la luna, Mira que te está mirando.   Y cuanta piel por tus manos, No la mía.   Cuéntale todo a la luna.   Cuando el reloj de la iglesia, Ponga su voz de aceituna.   Daré la vuelta a mi verso.     Mira si te ve la luna, Besándote. Está mirando. Cuantas manos por tu piel, Y no las mías.

    Saben a ti. Son de nostalgia, Los   pasos de la tarde, En esta danza interminable. Permanecen ausentes, Encendidos, Tan vivos que me queman.   Inalterables al tiempo, Las huellas de tu voz, Sobre mi cuerpo, Que jamás te fue extraño, Ni ajeno.

A quererme, Queriéndote; Juego.   Te juego, Me juego a los dados.   Los dedos en el fuego.   Zumo de limón, O piña.   Vete a saber, Exprimidos casi siempre.    

  Me envuelves , Con tu espuma, Llenándome de tierra.     En las miradas, Paisaje. En tu corazón el aire.   Que secará los caminos. Ayer llovió, mojó todo.   En tu corazón el aire, En el mío, Los mensajes.     Me decías tantas cosas... Y no había casi nadie.     En tu piel, solo el coraje.  

  CONTRAPUNTO.           Toda la noche , Soñando por tu voz, En la ventana.                              De un encantador ejecutivo, Hice una piltrafa humana.   Toda la vida esperando, Por tu voz llena de calma, Y por ella en la ventana.   Sin embargo, No pude evitar ruborizarme, Cuando me miraste de aquella forma.

  Esperándote En la orilla De mi soledad temprana, Amanece mi canción, Buscando esa luz … Tu alma.

  De ti, como de aire De ti, como de mar, De   ti, como de luz… Así me llevas!

  El amor ,descalzo Se desliza por la orilla de tu piel Como un barco… Suspira silencioso   A barlovento.

Embozados; La cara es una rémora. Ojalá mi olvido, Sea memoria de pez…  

  La niña que fui, Se ha ido; Pero en mi corazón, Ha vuelto.

  Y ni la voz se oye, Con esa boca tapada, Ni los besos, ni la risa. Solo nos quedan los ojos, La mirada tan inquieta Y susurrante… Que nos llama y nos reclama.