RELATOS CONFINADOS. 49
Cómo me alegra ver a
mis vecinos ancianos, volviendo de la compra. Están vivos!! Estamos…
En mi bloque somos
bastantes mayores de 65 años…
Tengo golpeando la
puerta de casa a un invitado no deseado, el Covid-19. Ni le abro, ni le hablo,
ni le miro.
Tengo la sensación de
que estoy en el salvaje Oeste, donde cualquiera puede ser un enemigo con la
cara tapada ,armado con un revólver, .
El revólver es el virus, debo mantenerme
alejada de los demás, todos somos sospechosos.
En el desierto urbano, solo
somos cuatro, haciendo cola en el super, (son las 9 de la mañana), y un pobre gato abandonado que cruza
la calle con cara de pena.
Más arriba una vecina que vive en el bloque de al
lado, y que conozco, paseando un magnífico perro blanco, que supongo adoptó
para poder salir a la calle, confieso que le tengo envidia…
Vuelvo a casa con
la compra, por el camino me encuentro a los de la limpieza municipal, que
hablan por el móvil. Con tanta gente encerrada , tienen poco que limpiar.
Alguna ventaja ha de tener el confinamiento.
En el viejo Oeste
americano, pasaban otras cosas, no como éstas claro… ja,ja,ja,!
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