RELATOS CONFINADOS. 61


Es difícil cantar la desdicha cuando es colectiva; cuando se toca, se vive y se siente tan a flor de piel la tragedia, cuando la muerte ronda tan cerca, y nos pisa los talones, el miedo nos atenaza la piel y la mente…

El instinto de supervivencia es más fuerte que nunca; hacemos lo que sea, nos sometemos.

Buscamos respuestas, las necesitamos como agua en el desierto. Saber el porqué de lo que ocurre. No queremos ,ni sabemos acostumbrarnos a estar todo el día encerrados en casa, sin poder salir.

Y más cuando el enemigo es tan poco visible que es invisible. 
Es una parodia del poder, del miedo. El enemigo ya no es el ejército, el fuego, la inundación, el terremoto.

No existe!! Solo en el microscopio, en el laboratorio de los científicos, en sus efectos mortales que están acabando con la especie humana; nos ha encontrado desnudos, indefensos, sin capacidad de reaccionar.

A tomar por culo la supremacía del hombre. Es una cura de humildad.

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