RELATOS CONFINADOS.78
Si el suelo del
comedor fuera de barro, habría hecho un surco, andando mil quinientos pasos,
multiplicados por 60 días, son noventa mil y eso deja huella. Señales de
pandemia y vida en la tierra; como un mal recuerdo, pero al fin recuerdo, como
una pesadilla infame.
Qué extraña y distinta puede ser la vida. De
repente desaparece la “normalidad” y aparece una cárcel invisible, que nos
rodea a todos.
Tenemos mucho, mucho
tiempo y silencio, para pensar, desesperar, imaginar, llorar mirar el cielo
desde el balcón, y agradecer que estoy viva,que puedo contarlo, que ya pasó la
tormenta, y el sol sigue brillando…
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