CARPE DIEM CAPITULO 29
Capítulo
29
Echaba en falta las travesuras de la infancia, cuando mejor se sentía.
Aún no le habían comido el tarro, con seriedades, prejuicios,
responsabilidades, pecado, culpa, etc.
Una mañana después de Reyes, se disponía a jugar con la cocinita que le habían
regalado, metió papel en el hornillo, encendió la cerilla para hacer fuego y
guisar como mamá…¡
La cocina era de madera, así que empezó a arder. La madre, al olor del humo,
acudió con un cubo de agua y lo apagó. Fernandina se llevó una buena tunda, y
se quedó sin juguete.
A veces, después del cole, salían a la calle, jugaban a llamar a los timbres y
salir corriendo. Era muy divertido.
También jugaban a tirar piedras a los trenes, cuando salían del túnel. Un día
un hombre las vio , a ella y a su hermana; fue a avisar al jefe de estación. Al
verlo venir, salieron corriendo a casa, se escondieron debajo de la cama. La
madre tuvo que escuchar la bronca del hombre. Luego las riñó, y castigó sin
salir.
Así transcurría la infancia, con más pena que gloria. Ella solo recordaba esos
momentos especiales, en los que la transgresión, llenaba su alma de libertad.
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