CARPE DIEM CAPITULO 47 BIS
FERNANDINA Y LOS
FANTASMAS.
La soledad le acompañaba.
Era sábado por la mañana, bajo la ducha, oyó ruidos de golpes en la pared…
Tras la cortina, aparecieron los fantasmas de la infancia, que la acompañaban y
la llenaban de morbo.
No eran demonios, no, eran hombre barbudos y con greñas, que la cogían y la
violaban.
Al principio, se resistía, luego, se dejaba llevar, abandonándose a su suerte…
¿Buena o mala?...según se mire.
Al fin, el sueño se desvanece; solo es el vecino del sexto, amante del
bricolaje. Como no le pega un clavo a su mujer, agujerea la pared; por cierto,
parece un queso de gruyere…
Fernandina, olvidó los fantasmas, y llamó a Bruno, un vecino brasileño, bien
dotado , y que vive solo.
La sacó de penas y miedos…¡¡¡¡
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